Un jurado cruel obligó a una joven mexicana a bailar para burlarse… pero hizo temblar el escenario…

Un jurado cruel obligó a una joven mexicana a bailar para burlarse… pero hizo temblar el escenario…

En el corazón de Guadalajara, bajo las luces brillantes del teatro de Goyado, se desarrollaba una de las competencias de baile más prestigiosas del país. Era una noche como cualquier otra, con jueces reconocidos, cámaras rodando y una audiencia expectante. Pero lo que nadie esperaba era que esta velada se convertiría en algo legendario.

Entre los concursantes se encontraba Esperanza Morales, una joven de 19 años, originaria de un pequeño pueblo de Oaxaca. Su vestido sencillo contrastaba con los trajes elaborados de sus competidoras. Sus manos temblaban ligeramente mientras esperaba su turno, sabiendo que había viajado más de 500 km con sus últimos ahorros para estar ahí.

El jurado principal, Rodrigo Santillán, un hombre conocido por su lengua biperina y su desprecio hacia los bailarines provincianos, la miró con desdén desde su asiento. Ya había comentado entre susurros con los otros jueces sobre la campesina que se creía bailarina. La tensión en el aire era palpable y Esperanza podía sentir todas las miradas clavadas en ella, algunas de apoyo, otras de burla anticipada.

Peut être une image de 5 personnes, personnes qui dansent et texte

En serio, murmuró Rodrigo al micrófono cuando anunciaron el nombre de Esperanza. Esta es la gran sorpresa que nos prometieron. Su comentario provocó algunas risas nerviosas en el público, mientras que otros se removían incómodos en sus asientos. Esperanza caminó hacia el centro del escenario con la cabeza en alto, aunque su corazón latía como tambor de guerra.

Había soñado con este momento desde que era niña, cuando veía a las bailarinas en la televisión de su pueblo y pensaba que algún día ella también brillaría en un escenario así. Dinos, querida, continuó Rodrigo con una sonrisa cruel. ¿Qué vas a presentarnos? ¿Algún baile folkórico de tu pueblito? Las carcajadas de algunos espectadores resonaron en el teatro y Esperanza sintió que las mejillas le ardían de vergüenza, pero entonces recordó las palabras de su abuela.

“Mi hija, cuando el mundo trate de hacerte pequeña, tú baila más grande.” Se irguió completamente y respondió con voz firme. Voy a bailar una fusión de danza contemporánea con elementos tradicionales de la guelaguetza. Señor, El desprecio en los ojos de Rodrigo se intensificó. Qué original”, dijo con sarcasmo. “Seguro nos vas a mostrar algo que nunca hemos visto antes.

” Pero bueno, ya que viniste desde tan lejos, hizo una pausa dramática. Te vamos a dar una oportunidad especial. En lugar de los 3 minutos reglamentarios, tienes solo uno. Un minuto para demostrar si realmente mereces estar aquí con los verdaderos artistas. El silencio se apoderó del teatro. Era una humillación pública, una trampa diseñada para hacerla fallar.

Los otros concursantes la miraron con lástima, algunos con alivio de no ser ellos los elegidos para el escarnio público. Esperanza sintió que el mundo se tambaleaba a su alrededor, pero algo profundo en su interior, algo que había heredado de generaciones de mujeres fuertes, se encendió como una llama. Un minuto será más que suficiente, respondió y caminó hacia el centro del escenario, mientras el técnico de sonido preparaba la música con una sonrisa burlona.

SIGUE LEYENDO EN LA SIGUIENTE PÁGINA

Leave a Comment