Antes de los invitados, mi esposo se burló de mí y me llamó “cerda gorda”, yo en silencio hice algo que lo dejó profundamente sorprendido…

Antes de los invitados, mi esposo se burló de mí y me llamó “cerda gorda”, yo en silencio hice algo que lo dejó profundamente sorprendido…

Emma Lawrence ajustó los últimos detalles de la mesa del comedor, alisando el mantel blanco de lino y colocando las copas de vino ordenadamente al lado de cada plato. Se suponía que sería una velada especial. Su esposo, David, había invitado a dos de sus colegas y a sus esposas a cenar. Emma quería que todo fuera perfecto. Había pasado toda la tarde cocinando: pollo al romero, puré de papas al ajo, verduras asadas y la receta de tarta de manzana de su abuela.

Pero justo cuando alcanzaba el último tenedor, escuchó la voz de David atravesar el aire.

—“Emma” —dijo, con ese tono cortante que usaba cuando no había nadie más—, “no deberías ponerte ese vestido esta noche.”

Emma se quedó inmóvil.
—“¿Por qué no?” —preguntó suavemente, con las manos aún en la cubertería.

David sonrió con desdén, recorriéndola con la mirada de arriba abajo.

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